Colaboradores

jueves, 5 de abril de 2018

Aurora, la Cordobesa



Allá en el cielo, un águila guerrera
se me hacía la canchera,
y le tiré con la gomera.
Pobre aguilucha, le pegué en la ch…
No le hice nada,
La teniá paspada”

Alguna grisácea palomita
en el patio de mi escuela,
frente al mástil


Pocos saben de qué trata la letra, pero quienes puede decirse que respetan la insignia nacional, la entonan con orgullo y hasta casi emocionados. Y no es para menos, Aurora como pocas representantes del cancionero nacional, tiene acentos muy marcados y una solemnidad que estremece al entonarla.
Aurora nació en 1909 como una ópera pedida por el gobierno para los festejos del centenario de la Patria. La idea era estrenar el flamante Teatro Colón presentando grandes obras internacionales y las mejores producciones locales.
La ópera Aurora fue creada por Hector Panizza (1875-1967), músico de renombre internacional, y el libreto fue hecho por el italiano Luigi Illica asistido por el argentino Héctor Cipriano Quesada para darle algo de rigor histórico al argumento.
La historia de la ópera transcurre en la Córdoba de 1810. Comienza en la biblioteca de la Real Universidad de San Carlos, fundada recientemente por el Deán Funes sobre la antigua universidad Jesuita. Los universitarios Mariano y Raymundo encuentran dos mensajes llegados desde Buenos Aires anunciando que una nueva patria está naciendo y exhortando a la rebelión. Quien toma la iniciativa será el joven Mariano, reuniendo y convenciendo a los patriotas para llevar adelante la revolución.
Universidad de Córdoba, en 1810 
Real Universidad de San Carlos
Imagen Juan Kronffus

Para ello tendrá que luchar con los encumbrados representantes realistas: Liniers, residente en Alta Gracia en aquellos tiempos, e “Ignacio de la Puente”, nombre ficticio para el gobernador intendente de Córdoba Gutiérrez de la Concha.
El gran dilema para Mariano será que él está perdidamente enamorado de la hija del gobernador realista, la bella Aurora. Sus pasiones quedarán entre el amor y sus ideales de libertad.
Al transcurrir el tercer acto, llega la noticia del fusilamiento de Liniers. Los realistas se ven perdidos pero atrapan a un líder revolucionario, Aurora estalla cuando ve a su amado Mariano en manos de su padre quien lo condena a pesar de las súplicas de su hija[1].
Mientras aguarda la ejecución en las celdas del Cabildo, el Cara e' Pollo es rescatado por Aurora y emprenden la huida. Un guardia los ve y dispara, hiriendo gravemente a la joven.
El amanecer llega con ella desangrándose y diciendo con su último suspiro "Mirad, es la aurora. Dios la escribe en el cielo con el sol y en la tierra con su sangre".
En palabras de un filósofo cordobés, “la obra termina cuando la gorda se muere”[2].
La canción que entonamos es un aria cantada por el personaje de Mariano en un segundo acto sumido en las pasiones. Era tanta la emoción del momento que se pedía repetición, la “canción de la bandera” fue separada y cantada en las escuelas, con el nombre de la ópera, por Decreto Oficial bajo el gobierno de facto de Edelmiro Farrel.
Hasta 1945 fue cantada en ¡italiano! La traducción contenía frases sin sentido para el castellano y referencias poco nacionalistas  como el “águila guerrera”, o la incomprensible “aurora irradial”

La interpretemos bien o no, Aurora seguirá provocando el mismo estremecimiento al entonarla.
Y lo que no entendamos de su letra, lo titubeamos como hemos hecho hasta ahora.







[1] En la vida real, el gobernador Gutiérrez de la Concha muere fusilado junto con Liniers en el llamado “CLAMOR”
[2] Para evitar notas discriminatorias, todas las mujeres son “gordas”, y todos los hombres “cara e’ pollo”

No hay comentarios.:

Publicar un comentario