“Allá en el cielo, un águila
guerrera
se me hacía la canchera,
y le tiré con la gomera.
Pobre aguilucha, le pegué en
la ch…
No le hice nada,
La teniá paspada”
Alguna grisácea palomita
en el patio de mi escuela,
frente al mástil
Pocos
saben de qué trata la letra, pero quienes puede decirse que respetan la
insignia nacional, la entonan con orgullo y hasta casi emocionados. Y no es
para menos, Aurora como pocas representantes del cancionero nacional, tiene
acentos muy marcados y una solemnidad que estremece al entonarla.
Aurora
nació en 1909 como una ópera pedida por el gobierno para los festejos del
centenario de la Patria. La idea era estrenar el flamante Teatro Colón
presentando grandes obras internacionales y las mejores producciones locales.
La
ópera Aurora fue creada por Hector Panizza (1875-1967), músico de renombre
internacional, y el libreto fue hecho por el italiano Luigi Illica asistido por el argentino Héctor Cipriano
Quesada para darle algo de rigor histórico al argumento.
La historia de la
ópera transcurre en la Córdoba de 1810. Comienza en la biblioteca de la Real
Universidad de San Carlos, fundada recientemente por el Deán Funes sobre la
antigua universidad Jesuita. Los universitarios Mariano y Raymundo encuentran
dos mensajes llegados desde Buenos Aires anunciando que una nueva patria está
naciendo y exhortando a la rebelión. Quien toma la iniciativa será el joven
Mariano, reuniendo y convenciendo a los patriotas para llevar adelante la
revolución.
Universidad de Córdoba, en 1810
Real Universidad de San Carlos
Imagen Juan Kronffus
Imagen Juan Kronffus
Para ello tendrá que
luchar con los encumbrados representantes realistas: Liniers, residente en Alta
Gracia en aquellos tiempos, e “Ignacio de la Puente”, nombre ficticio para el
gobernador intendente de Córdoba Gutiérrez de la Concha.
El gran dilema para
Mariano será que él está perdidamente enamorado de la hija del gobernador
realista, la bella Aurora. Sus pasiones quedarán entre el amor y sus ideales de
libertad.
Al transcurrir el
tercer acto, llega la noticia del fusilamiento de Liniers. Los realistas se ven
perdidos pero atrapan a un líder revolucionario, Aurora estalla cuando ve a su
amado Mariano en manos de su padre quien lo condena a pesar de las súplicas de
su hija[1].
Mientras aguarda la
ejecución en las celdas del Cabildo, el Cara e' Pollo es rescatado por Aurora y
emprenden la huida. Un guardia los ve y dispara, hiriendo gravemente a la
joven.
El amanecer llega
con ella desangrándose y diciendo con su último suspiro "Mirad, es la
aurora. Dios la escribe en el cielo con el sol y en la tierra con su
sangre".
En palabras de un
filósofo cordobés, “la obra termina cuando la gorda se muere”[2].
La canción que
entonamos es un aria cantada por el personaje de Mariano en un segundo acto
sumido en las pasiones. Era tanta la emoción del momento que se pedía
repetición, la “canción de la bandera” fue separada y cantada en las escuelas,
con el nombre de la ópera, por Decreto Oficial bajo el gobierno de facto de
Edelmiro Farrel.
Hasta 1945 fue
cantada en ¡italiano! La traducción contenía frases sin sentido para el
castellano y referencias poco nacionalistas
como el “águila guerrera”, o la incomprensible “aurora irradial”
La
interpretemos bien o no, Aurora seguirá provocando el mismo estremecimiento al
entonarla.
Y lo
que no entendamos de su letra, lo titubeamos como hemos hecho hasta ahora.
[1] En la vida real, el gobernador Gutiérrez de la Concha muere fusilado
junto con Liniers en el llamado “CLAMOR”
[2] Para evitar notas
discriminatorias, todas las mujeres son “gordas”, y todos los hombres “cara e’
pollo”
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